En un preludio casi imperceptible, el destino convoca a reír. En una escena que aparenta espontánea; la magia, el encanto, la fantasía y la inocencia, pergeñan de antemano para hacer brillar pupilas y estirar comisuras.
Nadie posa para la foto, y sin embargo el retrato del después, sabemos sabrá perfecto
de despertar sueños.
de cocinar ganas, y de emprender vuelo.
Donde la realidad es excepcional al guión.
con trajes, oficio, tradición y vocación.
aguarda el público.
más acá o más allá.
Recordará.
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