“Un día estaba pintando exactamente en este mismo lugar Trenque Lauquen, de repente siento una presencia de unos chiquititos atrás mío miro por sobre mi hombro, yo estaba arriba de la escalera y veo que estaban sentados todos mirándome unos metros atrás.. entonces le pregunto que estaban haciendo? y me dicen, “estamos jugando al cine” ...o sea que yo era la película y el protagonista.” .
Una tarde, cuando regresé a la ciudad de Azul desde La Plata, un amigo me dijo:
Estaban preguntando por vos, uno que es del Circo y me dijo...
“vió el cartel que me hiciste y le encantó, quiere hablar con vos”...
A partir de ahí fue todo magia, me acerqué hablar y era Martín Tejedor, me dijo: Me hacés acordar a los dibujos que hacía mi tío y me encantaría pintar el frente,
¿te animás?. Obvio le dije, claro que me animo.
Martín: Pero nos vamos mañana, tendrías que unirte a nosotros, ¿te animás? en mi mente, ya tenía el bolso preparado para unirme al circo. Me dijo que cuando se instalaran me iba a avisar y me mandaba el pasaje, para que me una a ellos. Me acuerdo que fue en la ciudad de 9 de Julio, era la carpa del Circo Lowandi, Martín me dio unas ideas de lo que quería, a lo que me puse a bocetar de inmediato. Me dieron alojamiento en una casilla americana que tenían, y a partir de ahí estuve tres meses de gira con ellos. Pasé los momentos más bonitos de mi vida, conocí muchísimos personajes, en cada lugar que iba. Los Tejedor, me hicieron sentir muy cómodo, como de la familia.
Seguro que alguna ciudad de las que recorrí con ellos, me voy a olvidar, de las que me acuerdo fueron: Pellegrini, Trenque Lauquen, Cavas, Saliqueló, Coronel Pringles y Tres Arroyos. Ahí terminé, se me acabó la gira, pero no iba a ser la última, aunque yo no lo sabía todavía.
Un día de verano, era en enero me llaman por teléfono, era Martin y me dice:
Hola Ale!, te acordás de mí, Soy Martín, del Circo Lowandi.
Como si fuese fácil de olvidar, nos saludamos con mucha alegría, y me dijo que en la plata estaba su tío Santi Barani, que quería pintar el frente del circo. Me pasó las coordenadas y fuí hasta allá. Me encontré con un tráiler familiar, con gente familiar. Era la hermana de Santi y suegra de Martín. Me presenté y me dijo lo que quería hacer en el frente, y me puse otra vez a bosquejar. En un momento, se acercó Santi Y me dijo:
Me comentó Martín, que vos también sos mago.
Sí, es verdad.
A lo que seguido me dijo: ¿Te animás, a hacer algo acá en el circo?
Me agarró un escalofrío en el cuerpo, y le digo que nunca trabajé en un circo, hice en muchos lados magia: fiestas infantiles, cumpleaños privados, bares, teatros, clubes, etc. pero nunca en un circo. y me dice: preparate algo y lo presentás.
Yo le dije que no tengo nada de experiencia en eso. No importa, nosotros te ayudamos me dijo. Entonces mi cabeza empezó a volar. Yo, no podía creer que me habían invitado a participar, en una función, en el circo de las Américas. Preparé una rutina, y le pedí a una amiga que me haga de partenaire. Estábamos los dos muy asustados ensayamos bastante, pero el día de la presentación estaba más nervioso que nunca. Mi partenaire, de los nervios, se había tomado un par de tranquilizantes, por lo cual estaba en cámara lenta. Yo necesitaba que me alcanzara las cosas, y después meterla en una caja, para cortarla en tres partes, el juego de la zig zag. Tras que tenía los nervios de ser la primera vez que actuaba en una pista de circo, tenía los nervios de que mi ayudante estaba en Slow.
Por suerte salió todo bien, y corregí un montón de cosas de lo que se puede hacer en una pista, y de lo que nó. A medida que fue pasando el tiempo, el número se fue cortando, y se hizo más conciso y sólido.
Otra vez conocí gente maravillosa, artistas de circo que hoy siguen siendo mis amigos y un par de personajes, que estaban filmando un documental del Circo (Lona y Viruta), del cual luego fui parte.
El Circo, es lo más maravilloso que me pasó en la vida, es como si fuese una ciudad aparte de todo lo que existe alrededor. Como si fuese un plato volador, que estaciona en un terreno dentro de otra ciudad, y es totalmente mágico. Es como vivir Eternamente de vacaciones, por más que estés trabajando todo el día. Porque encima, yo pintaba, y después tenía función. Aparte de participar a veces, en armar la carpa, en desarmar y guardar, y en cocinar. Anécdotas me quedaron millones, lo único que puedo decir es que, ¡Amo el Circo!
Alexander, el Caballero de la Magia.
(Alejandro Otero).
"En Trenque Lauquen, estábamos en un predio deportivo hermoso. Al lado de un anfiteatro y de la cancha del Club, ahí fue mi primera tormenta en un circo, viento casi huracanado (esto fue a la noche) y todos empezaron a correr porque se empezaron a levantar las estacas, decían que había que reforzar los muertos. En ese momento, yo pensé que eran cadáveres. Hasta que vi, que eran unos troncos enterrados, para que no los puedas levantar fácil, porque era un suelo arenoso. Los chicos corriendo por el techo de la carpa sacando el bonete de arriba de los mástiles principales para que el viento no la embolse y la vuele por los aires, ese fue mi primer susto en la carpa."
Otra cosa, qué pasó graciosa, era que íbamos a comprar pizza a un lugar que quedaba a siete u ocho cuadras, y cruzando la vía estaba la pizzería. A veces nos quedábamos a cenar en el lugar y otras pedíamos pizzas para todos, y si íbamos caminando se nos enfriaba., Entonces, el dueño, que hacía el Delivery nos llevaba con pizza y
todo a la carpa.
Esto ocurrió en Saliqueló, una ciudad hermosa, en donde se fabrica la Vauquita. En esos momentos, el que llegaba siempre primero al terreno era yo. Porque, en el circo Lowandi, solamente pintaba y no trabajaba en la función. Frente al terreno había una carpintería, la de los Gauna. Me cruzo, me presento y les pido, si por favor me podían conectar un cable para tener luz y darme un poco de agua. Don Gauna, me dio la llave y me dice: “pibe, hacé de cuenta que esta es tu casa”, así era la gente del lugar. Entonces le hice un juego de magia, el cual consistía en ponerle 5 monedas en la mano de la persona y quitarle dos con el puño cerrado, sin que yo pudiera acceder de ningún modo a ellas. Realicé el juego y cuando abrió la mano faltaban 2, se quedó sorprendido y llamó a la mujer. Repetí el juego, a lo que se sinceró y me dijo: “la verdad, que quería ver si podía descubrir como lo hacías y sinceramente pibe, ¡vos sos mago!”.
En esa época celulares no había como ahora, pero había cibers, quedaba a unas 20 cuadras de la carpa, en la entrada, me iba caminando y de paso paseaba y conocía (después, hacía de baqueano para informar de los negocios a los chicos). Cuando llegué al ciber, pido una máquina, y mientras estaba chateando, escucho a mis espaldas hablar a un cliente y con el dueño del contándole de que iba armarse un circo y que había un mago qué era espectacular. Eso, por el truco que le había hecho a Don Gauna, dos horas atrás. La noticia del gran mago, ya se estaba regando por el pueblo.
En esa época celulares no había como ahora, pero había cibers, quedaba a unas 20 cuadras de la carpa, en la entrada, me iba caminando y de paso paseaba y conocía (después, hacía de baqueano para informar de los negocios a los chicos). Cuando llegué al ciber, pido una máquina, y mientras estaba chateando, escucho a mis espaldas hablar a un cliente y con el dueño del contándole de que iba armarse un circo y que había un mago qué era espectacular. Eso, por el truco que le había hecho a Don Gauna, dos horas atrás. La noticia del gran mago, ya se estaba regando por el pueblo.
Cuando llegué a Casbas, recuerden que era el primero en llegar, era un día feriado, pueblo fantasma si los hay, me dejan en el terreno y se van. Me instalo y salgo a comprar algo para almorzar, les puedo asegurar que en un momento pensé que de verdad era el único en ese lugar. En un momento escucho voces y pensé buenísimo un restaurante, me dirijo al lugar y así como entré me fui, era un velatorio.
Instagram:@estoeshollywood