El paso de los circos por los diferentes pueblos es mágico.
Una mañana te levantas y en el terreno de tu barrio donde no había nada, como por arte de magia empiezan a aparecer los primero camiones y casillas, entonces si todavía no se pueden ver los carteles la gente especula, será un circo o un parque de diversiones. En las primeras horas de la tarde se devela el misterio, o porque se ve algún cartel o las primeras propagandas por las radios... era un circo nomas.
Después vuelven los niños del colegio diciendo que tienen un compañero en la escuela nuevo y que es del circo y así se va construyendo esa mágica historia que ocasiona la llegada de un circo al pueblo. Al día siguiente se empieza a ver en lo alto la carpa que va tomando forma y da otro color al barrio, después vas al almacén y la dueña te dice que tiene de clientes a “los del circo” y eso genera otro tipo de conversaciones y especulaciones y ya el próximo día le pide entradas para los nietos, le pregunta que hace y después lo reparte entre sus clientes y así va creciendo la imaginación de la gente, se fabula, se inventa, se recrean historias.
Y entonces llega el gran día, la señora que iba al almacén es la que atiende el bufet, el niño de la escuela participa en dos o tres números, así cada uno se va transformado y caracterizando para que la gente disfrute del mejor espectáculo que existe para la familia.
El circo se queda el tiempo que ha pactado jugando con la publicidad “Último y definitivo día” después a lo mejor se queda una semana más. Los habitantes del pueblo también juegan al efecto sorpresa si bajan las entradas o llega el dos por uno, y sigue causando el efecto magia/sorpresa hasta... que un día te levantas y el terreno vuelve a estar sin nada, esperando la llegada del próximo circo o parque de diversiones que como todo hecho mágico vaya a saber uno cuando será...
Nelson Álvarez.